De otros países. De otras comunidades autónomas. De otras provincias. De otros pueblos. Son decenas y decenas los testimonios de solidaridad que está generando el incendio de nuestra bioconstrucción ubicada en Gomecello. Estamos profundamente agradecidos a esta ola de cariño que estamos recibiendo ante la desgracia que hemos sufrido.

Como nos están pidiendo un número de cuenta para aquellas personas e instituciones que nos quieren apoyar en estos momentos, os dejamos el siguiente: ES66 0128 0362 5601 0002 4874. Especificad en la donación «Arde un sueño» para que sepamos que está dedicado a este fin. ¡Gracias mil de antemano!

A continuación os dejamos el texto donde nuestro director, Jesús Garrote, explica por qué nos duele tanto esta tragedia:

En el pueblo de Gomecello en el 2019 Antonio Romo nos cedió su quesería Mil Caminos y su rebaño de ovejas. Fuimos los últimos llamados después que las demás instituciones no pudieran asumirlo.

Empezamos a construir un aula multiusos para escuela de pastores y de queseros. Un centro de iniciativas de desarrollo rural para cuidar el planeta y a los habitantes más vulnerables.

Chicos de protección a la infancia e inmigrantes sin papeles levantaron esta bioconstrucción con sus educadores, con financiación cero, desde el voluntariado. Hoy ardió.

Algún bombero era alumno nuestro. Pretendíamos ser una referencia de economía circular, lumbricultura para el abono, placas solares, huerto ecológico.

Queríamos dar respuesta a la España vaciada, dos jóvenes subsaharianos ya han sido contratados de pastores cuando les dieron los papeles, algunos menores se han curado en la quesería separados de malas influencias, habíamos empezado a impartir cursos de innovación medioambiental, se ha hecho un congreso de pastoreo e inclusión social, tres ferias ecosociales con productos ecológicos y de kilómetro cero.

Transformamos la cooperativa Puentesan a iniciativa social, y ya funcionan las granjas infantiles. Un guineano el presidente, otro guineano aprendió a ser maestro quesero en un mes, otro chico de Marruecos vino en patera, otro extutelado de protección, un pastor castellano como maestro, un joven originario de Rusia y una chica de Puente Ladrillo bautizada por Antonio Romo forman el equipo.

A esta escuela de oportunidades vienen los veinte inmigrantes de la Torre de Babel de la casa de acogida de Chamberi donde pasan multitud de nacionalidades hasta que pueden conseguir su legalidad para trabajar. Su presidenta una mujer y las educadoras ex alumnas de nuestro ciclo superior de integración social.

La bioconstrucción Antonio Romo en llamas era un homenaje al buen pastor y a la agenda 2030 de objetivos de desarrollo sostenible. Queda la puerta soldada en hierro que representa al padre pastor de un educador con sus ovejas. En honor a nuestros antepasados. Queríamos soñar que ser agricultor y ganadero era una profesión y no una condena. Queríamos soñar que parecernos a nuestros abuelos era verdadero ecologismo.

Queríamos soñar que se puede consumir menos y explotar menos la naturaleza. Queríamos soñar que no hay que montar macrogranjas para conseguir viabilidad. Creemos en la justicia de la igualdad de oportunidades y la igualdad de todos los seres humanos. Creíamos que los jóvenes pueden volver a los pueblos.

No es viable. Las placas solares nos las pusieron gratis desde energías sin fronteras, pero las baterías han cumplido y cambiarlas a litio suponen cien mil euros que no hemos podido ahorrar. Sube la paja, el pienso…Aunque se hagan 10.000 kilos de un exquisito queso no llegamos a todos los imprevistos. Acabamos de sanear completa nuestra sala de producción y ahora un incendio.

Quiero pensar que si se reconstruyen países después de una guerra, nosotros podremos reconstruir un aula y mantener dos burros, dos perros, seiscientas ovejas y algunos jóvenes invisibles para administraciones que argumentan no tener fondos para ellos. Los fondos de Europa se devuelve el 60% por no tener ideas, ni proyectos. Por no ser capaces de leer los miles de folios en inglés, ni cumplir las mil condiciones que siempre nos dejan fuera, por no ser la línea digital, porque los ilegales todavía no votan pero los robot tampoco.
Por lo menos que no nos enfrenten con mentiras a los que sobreviven al Mediterráneo y a los que ahora trabajan el campo, son más hermanos que quienes gestionan los fondos.

Firmado: Jesús Garrote