La revitalización de la España vaciada es uno de los objetivo de nuestra Fundación Mil Caminos. Por eso, desde Santiago Uno nos sumamos a todas las actividades que sirven para asentar población en el territorio. Desde el primer momento que nos ofrecieron participar en la I Feria Ecológica de Salamanca confirmamos que ahí estaríamos. Tras su celebración, el pasado 25 de septiembre, el balance no ha podido ser más positivo.

«Hemos compartido mercado, aceite, huevos, hortalizas, cosmética, semillas, fruta,… Pero también visitas al  centro de educación ambiental con rapaces  en Lorenzo Milani, talleres de anillamiento, escalada, alfarería, pintacaras, show cooking, food truck, circo, horticultura… Otra vez nuestros chicos de protección a la infancia y nuestros inmigrantes han sorprendido a más de quinientas personas con sus grandes cualidades. Nuestro empeño por mezclar personas, por estar inmersos en la diversidad sin juicios demuestra que es una riqueza para la sociedad y para el planeta», señalaba nuestro director, Jesús Garrote, en su último artículo dominical.

La participación en esta Feria ha demostrado que las sinergias entre distintas entidades propicia un impulso al mundo rural. No por ello debemos dejar de reflexionar sobre las causas y consecuencias de este tipo de iniciativas. Y, a veces, ser críticos con el sistema, como bien apunta Garrote: «Yo creo que ha sido una integración social con mayúsculas en las dos direcciones. Es una pena que los integradores sociales tengamos que ser también infractores sociales porque tenemos que responder a injusticias de las leyes como la ley de arraigo o la escuela bancaria que se enorgullece expulsando  a los diferentes, que gustosamente acogemos nosotros en un aula alternativa ilegal de niños abandonados por el sistema».

Nuestras chicas y chicos fueron los verdaderos protagonistas de la Feria Ecológica. Con experiencias como estas, ellos son los primeros en conocer de primera mano las dificultades que existen para apostar por una vida rural: «Esto no es cuestión de izquierdas o derechas es necesario pasar tiempo y acompañar para entender. Saber el esfuerzo que cuesta registrar un producto ecológico o solidarizarse con el sufrimiento de nuestros niños y niñas convertido en alegría, cariño y entrega. Cuando alguien nos felicita por la dedicación a estos chicos, no saben que somos unos privilegiados y que la felicitación debe ser para ellos».

Así que, esperando desde ya nuevas oportunidades para continuar demostrando nuestro compromiso con el mundo rural de manera práctica y creando alianzas con todas aquellas empresas, instituciones y administraciones que tengan estos mismos fines.